El abedul es el árbol tradicional de Rusia, país en el cual los bosques ocupan poco más de la mitad del territorio, y 22 por ciento de la superficie forestal del mundo.

Este árbol, que es el símbolo de Rusia, cuenta con más de 140 especies existentes; de ellas, 64 se dan en este país, entre las cuales son 4 las más prolificas: el abedul común (betula alba), el abedul blanco o afelpado (betula pubescens), el abedul con forma de matorral (betula fruticosa) y el abedul enano (betula nana).

Este árbol es fácilmente identificable por su apariencia, lo que más destaca es el blanco de su tronco, usualmente recto y esbelto, con rayas horizontales oscuras que lo cruzan reiteradamente

El abedul comienza a florecer a entre fines de abril y comienzos de mayo, y sus hojas se tornan de colores cálidos en septiembre, lo que da paso al llamado Otoño Dorado. Este árbol tiene la capacidad de crecer en suelos que otras especies no pueden poblar, lo que lo hace una especie de pionero del bosque. Su tamaño promedio es de entre 10 y 30 metros, con un diámetro de entre 120 a 150 centímetros.

Su edad no supera los 120 años, sin embargo, hay ejemplares excepcionales que han alcanzado los 400 años.

Este árbol tiene múltiples usos en la vida cotidiana del pueblo ruso, como su aplicación medicinal gracias a las hojas, la corteza y la savia en caso de infecciones, dolores, e incluso el alcoholismo y la caspa; y ser además la materia prima para la elaboración de las matrioshkas, las famosas muñecas rusas, entre otras artesanías, muebles y esquíes.
Las ramas de abedul son también utilizadas para el ritual de la banya o sauna ruso, y algunas personas afirman cargarse de energía positiva al abrazar durante algunos minutos el tronco erguido del árbol.

Debido a la presencia del abedul en tantos aspectos de la vida del pueblo ruso, este árbol ha sido protagonista de un sinnúmero de  canciones, cuentos, poesías, imágenes pictóricas, y en una palabra, se a erigido como símbolo de todo el país.