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Príncipe Vladimir (Князь Владимир)

Vladimir Kievsky es considerado el pionero de la difusión de la religión predominante en el país: el cristianismo.

San Vladimiro Sviatoslávich el Grande fue príncipe de Nóvgorod (970) y Gran príncipe de Kiev (980-1015). Se convirtió al Cristianismo en 988, e inició la cristianización de la Rus de Kiev.

A pesar de que el cristianismo había ganado muchos adeptos, Vladimiro permaneció como pagano; llegó a tener hasta 800 concubinas y numerosas esposas, erigió estatuas y templos paganos.

Sin embargo, por consejo de sus allegados, Vladimiro envió a varios emisarios a estudiar las religiones de varios de los países vecinos que le habían pedido que se uniera a sus respectivas religiones. Finalmente se convirtió al cristianismo, debido a lo maravillados que quedaron sus emisarios al llegar a Constantinopla y ver los festivales que la Iglesia Bizantina había preparado para ellos.

En el año 988, negoció la mano de la hermana del emperador Basilio II, Anna. Fue la primera boda realizada entre una princesa griega y un bárbaro, para lo cual Vladímir fue bautizado antes de poder formalizar el matrimonio.

Después de su matrimonio con Anna, formó un gran consejo con sus más cercanos consejeros, además de sus 12 hijos. Murió en Berestovo, cerca de Kiev; su cuerpo fue venerado como reliquia.

La Orden de San Vladímir se encuentra en Rusia y el Seminario Teológico Ortodoxo de San Vladímir en Estados Unidos. Su día se celebra el 15 de julio.

El icono cristiano ortodoxo (Ортодоксальная христианская икона)

Un icono cristiano ortodoxo es un cuadro, en general de madera, en el que se pintan imágenes de Jesucristo, la Virgen, santos, ángeles o episodios de la Biblia.

La diferencia principal entre los iconos y la pintura de temática religiosa es que el icono, aun siendo una obra de arte, es un objeto sagrado, tiene una fuerza particular y dedicada, sobre todo, para la oración, no para la simple contemplación. Al mismo tiempo, los iconos antiguos tienen también valor histórico y artístico, y muchos de ellos son obras maestras universalmente reconocidas.

Aunque el fenómeno de los iconos pintados también existe en el catolicismo, es mucho más típico en todas las iglesias ortodoxas, incluida la rusa. Sin iconos no se puede imaginar ni un templo ortodoxo, ni tampoco la casa de ningún creyente.

El florecimiento del arte de los iconos en Rusia llegó a fines del siglo XIV y comienzos del siglo XV, cuando los más famosos pintores de la Rusia antigua, Teófanes el Griego, Andréi Rubliov y Dionisio, crearon sus obras maestras.

Las obras de Rubliov (como, por ejemplo, «La Trinidad») se consideran la cumbre del arte medieval ruso y están entre los objetos de mayor valor del famoso museo de arte ruso Galería Tretiakov de Moscú.

Iconos religiosos (Иконы)

Los iconos religiosos son obras de arte del cristianismo oriental (principalmente en forma de cuadro) en los cuales se representa a figuras bíblicas como Jesús, María, los santos, los ángeles, o pasajes de la Biblia. Durante la oración, el creyente ora en la presencia del icono, pero no a él directamente. Los cristianos ortodoxos los veneran, mas no la idolatran.

Generalmente, el icono es una pintura sobre un panel plano, pero también puede ser en relieve y estar hecho de metal, pintado en madera, esculpido en piedra, bordado, hecho en papel, mosaico, repujado, entre otras técnicas pictóricas. Los colores tienen una fuerte simbología: el dorado es el color de Dios y su luz; el rojo es el color del amor y la vida, pero al mismo tiempo es el color de la sangre y el sufrimiento, y por eso los mártires son representados con ropajes de color rojo; el blanco es el color de la pureza divina y la santidad; el azul es el color del cielo y del otro mundo; el verde es el color de la naturaleza y la juventud y se usa a menudo en los iconos dedicados a la Navidad.

La diferencia principal entre los iconos y la pintura de temática religiosa es que el icono es un objeto sagrado que está presente durante la oración, y no funge como objeto meramente de contemplación.

La tradición de la pintura de iconos religiosos se desarrolló mayormente en el Imperio bizantino, principalmente en la ciudad de Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía). Posteriormente, se expandió a otras regiones bajo influencia de la Iglesia ortodoxa.

En Rusia, el uso y fabricación de iconos comenzó en la época de Rus de Kiev, posterior a la cristianización de esta región por Vladimiro I de Kiev en 988. Al principio, todos los pintores eran griegos porque en el Imperio Bizantino ya existía esta tradición. El primer iconógrafo ruso fue el monje del Monasterio de las Cuevas de Kiev, Alipi, quien falleciera en 1114.

Los iconos conservados más antiguos, son de los siglos VI y VII, y muchos de ellos se encuentran en el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí.

En la tradición de la Iglesia ortodoxa, existen testimonios de iconos que son milagrosos. Según la doctrina ortodoxa, se entiende que los milagros son ejecutados por Dios a través de los iconos.

En las familias, los iconos religiosos tienen un gran valor y pasan de generación en generación. En muchos hogares rusos hay un rincón dedicado a la oración, generalmente orientado hacia el oeste y donde reposan todos los iconos.

En la actualidad, y ante la fuerza del cristianismo ortodoxo en Rusia, las técnicas antiguas de elaboración de iconos continúan.