La banya rusa es un baño tradicional equivalente al sauna, el cual está relacionado con un ambiente hospitalario y continúa formando parte de las actividades comunes de la población. Se ha relacionado el término ruso banya con una raíz griega que significa “quito el dolor y la tristeza”.
Esta tradición nació en el antiguo asentamiento vikingo de Nóvgorod. En la Rus antigua, la banya figuraba en toda celebración, desde las despedidas de solteros, la velada posterior a un casamiento e incluso para los partos.
Aunque ya hay referencias a ellos en literatura rusa desde el siglo X, se dice que oficialmente los baños públicos para los ciudadanos empezaron a construirse por decreto del zar Alejo I, padre de Pedro El Grande, en el siglo XVII.
Se establecían usualmente a orillas de un río. Se calentaban con leña y consistían en tres instalaciones: guardarropa, sala de duchas y la parilka, una pequeña habitación de madera con bancos en escalera donde se concentra el calor que surge de la estufa sobre la cual hay piedras al rojo vivo.
El proceso comienza al calentar una estufa de piedra. Después se echa agua sobre las piedras calientes y la sauna se llena de vapor. Es usual que los asistentes lleven termos con té o botellas de cerveza, desearse un buen baño con las palabras “Liógkogo para!” (“¡Que tengas un baño agradable!”), ducharse, ponerse unos gorros especiales para mantener la cabeza fresca y entonces dirigirse a la parilka.
Después de algunos azotes con ramas de abedul, los bañistas salen y, según deseen, se sumergen en una piscina o pozo con agua helada o se dan una ducha fría. Posteriormente vuelven a entrar al vestuario y sus compañeros les dicen “S liógkim parom!” (“¡Espero que hayas tenido un baño agradable!”). Finalmente, se tapan con unas sábanas y conversan, antes de repetir el proceso, entre tres y cinco veces por visita (alrededor de 2 horas). La banya mejora circulación de la sangre y ayuda a la liberación de toxinas del organismo.
La banya ha adquirido fama mundial. Millones de personas recurren a este método para mantener un buen estado de salud, belleza y buen ánimo. En países fríos como Finlandia o Suecia, e incluso en otros como Polonia, el baño ruso adquiere sus propias características, dentro de complejos como spas, hoteles o centros deportivos donde incluyen distintas terapias como jacuzzis con minerales varios.