La balalaika, instrumento compuesto por una caja triangular y tres cuerdas, nació en el siglo XVII y forma parte importante de la cultura eslava. Era un instrumento muy popular entre los bufones y los artistas ambulantes.
Más allá de su función musical, y debido a que las balalaikas eran muy baratas y accesibles, se dice que los campesinos en ocasiones se perseguían entre sí y se golpeaban con balalaikas. Pero la situación cambió en el siglo XIX.
El músico ruso Vasily Andreyev, considerado el padre del movimiento académico de los instrumentos tradicionales en Europa Oriental, y tocaba la balalaika desde los 10 años, desarrolló una balalaika basada en estándares, con la ayuda del fabricante de violines V. Ivanov. en 1880. Entre los cambios, se acortó el mástil y las balalaikas se empezaron a elaborar con madera de arce y abeto, en vez de abedul o pino como se hacía, factor que mejoró notablemente su sonido.
En 1881, Vasily Andreyev organizó la Gran Orquesta Bielorrusa, que incluía instrumentos tradicionales de cuerda y de percusión, personalizados para el ambiente de orquesta. En pocos años, la orquesta se hizo famosa a nivel mundial, y provocó una ola de composiciones para balalaika, así como el surgimiento de orquestas similares.
A principios del siglo XX, comenzaron a escucharse arreglos para balalaika en composiciones para baile, y debido a la migración rusa de aquella época, esta música se extendió por Europa y América.
En la actualidad, el músico ruso Alexéi Arkhipovski, interpreta piezas de Paganini y Saint-Saëns en la balalaika, además de improvisaciones de notable virtuosismo.
Alexey Arkhipovsky
Rob Scallon
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