Kutúzov diseñó un arte militar basado en la guerra defensiva. En 1812, las tropas rusas que comandó expulsaron del país al Ejército invasor del emperador francés Napoleón Bonaparte.
Mijaíl Kutúzov nació el cinco de septiembre de 1745. Mijaíl, hijo de un aristócrata y militar, se graduó en la escuela de artillería con el grado militar de alférez y sirvió en un regimiento comando por el famoso Alexandr Suvórov. Participó en varias guerras contra Turquía y en julio de 1774 resultó gravemente herido y perdió el ojo derecho. En otro combate una bala le hirió en el pómulo y le atravesó el cuello.
En noviembre de 1790 destacó en el asalto a la fortaleza turca de Izmail y obtuvo el grado de general. Alcanzó también grandes éxitos en el cumplimiento de misiones diplomáticas en Turquía y Prusia y en las gobernaciones de varias provincias rusas.
En agosto de 1812 Kutúzov recibió la orden del emperador de acudir al lugar donde estaba el ejército. Antes de la salida de San Petersburgo su sobrino le preguntó si creía en la posibilidad de derrotar a Napoleón. “Derrotarlo, no”, respondió el anciano. “Confío en engañarlo, eso sí…”.
La batalla comenzó el seis de septiembre de 1812. Durante seis horas las tropas de Piotr Bagratión estuvieron rechazando los ataques franceses en el flanco izquierdo. Bagratión fue herido de muerte. Ambos ejércitos atacaban y contraatacaban pero no se llegaba a ningún desenlace victorioso para ninguno de los bandos. Por la noche Napoleón ordenó el repliegue de las tropas a las posiciones iniciales.
En la batalla de Borodinó los franceses tuvieron 58 000 bajas y los rusos, más de 38 000. El ejército ruso no fue derrotado.
Mijaíl Kutúzov es uno de los personajes de la novela de Lev Tolstói Guerra y paz. El célebre escritor ruso se propuso investigar a través de Kutúzov y de los demás protagonistas el papel que puede desempeñar una sola persona en los cambios históricos. Según Tolstói, durante la batalla de Borodinó el jefe militar veló, en primer lugar, por el espíritu combativo de las tropas: “Ninguna persona puede decidir la suerte de la batalla. Lo hace aquella fuerza imperceptible que se llama el espíritu de las tropas. Kutúzov siguió aquella fuerza y la condujo de acuerdo con el poder que tuviera”.
El ejército de Napoleón ocupó Moscú el catorce de septiembre de 1812, pero esperó en vano casi dos meses a los mensajeros de Alejandro I con las propuestas de paz. El diecinueve de octubre los franceses abandonaron Moscú y se dirigieron a Tarútino. Las tropas rusas salieron de su campamento y se lanzaron al combate cerca de la ciudad de Maloyaroslávets. Aunque los franceses lograron tomar la ciudad, el ejército ruso nuevamente cerró el paso hacia el sur. Napoleón ordenó el repliegue definitivo.
Kutúzov falleció en abril de 1813 y no alcanzó a ver la entrada de las tropas rusas en París ni la caída irreversible de Napoleón. Poco antes de morir lo visitó el emperador Alejandro I y le pidió perdón por las ofensas.
Durante la Gran Guerra Patria (1941-1945) los más destacados generales y oficiales del Ejército soviético fueron condecorados con la Orden de Kutúzov de tres grados. La distinción se entregaba por “la elaboración minuciosa y realización de la operación que ocasionó severas perdidas al enemigo y por la preservación de la capacidad combativa de sus propias tropas”. Precisamente este fue el modo típico de combatir del precavido general mariscal de campo Mijaíl Kutúzov.
Fuente: Rusopedia
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