Quien crea que la figura de Santa Claus es única del mundo occidental, o incluso la primera en su tipo, se equivoca. Desde hace varios siglos en el folclor de los eslavos orientales (rusos, bielorrusos, ucranianos), incluso antes de adoptar el cristianismo y antes de que “Santa Claus” fuese un concepto acabado en Occidente, existía la figura de Ded Moroz, que literalmente significa “abuelo gélido”.
Él aparecía en forma de un anciano, con una larga barba gris, quien se pasea a través de los bosques y campos, y con su Posoh (Vara) causaba fuertes heladas. Su transporte es un carruaje, con tres caballos blancos.
En la era soviética, conforme la celebración de la Navidad decaía, el año nuevo cobró mayor importancia como la fiesta más importante del año y el Ded Moroz se trasladó a esta festividad. Este personaje, que trae juguetes a los niños viste generalmente con un abrigo azul hasta el suelo, un sombrero y botas de fieltro (válienki). Ded Moroz llama a la puerta con su cayado e irrumpe en la fiesta para pedir a los niños canten o reciten un poema si quieren recibir un regalo.
No está solo: suele estar acompañado por su nieta y asistente, “Snegúrochka”, o sea “la doncella de las nieves”, una joven guapa y cariñosa creada por Alexander Ostrovski, un destacado autor de teatro, nativo de la región de Kostromá a finales del XIX. El compositor Nikolái Rimski-Kórsakov le dedicó a este personaje una ópera homónima (1881). La obra se estrenó en San Petersburgo en 1882. También se convirtió en ballet en 1878.
Se dice que Ded Moroz y su Snegúrochka habitan en la ciudad de Veliki Ustiug, a unos 950 km al norte de Moscú, una localidad de 30.000 habitantes en la provincia septentrional de Vólogda. A esta villa viajan unos trenes turísticos desde Moscú, San Petersburgo y otras ciudades rusas. (Autor: Rainer Matos)
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