En la mitología y el folclor eslavos, el domovói es un espíritu protector del hogar (significa literalmente “espíritu de la casa”).

Este ser no se deja ver con facilidad, por ello, hay ideas muy diferentes sobre su apariencia: usualmente se les describe como criaturas pequeñas y peludas con una barba gris, aunque también se dice que asumen la apariencia del dueño anterior de la casa (e incluso la del dueño actual).

Cada casa tiene su propio domovói; suele vivir en la estufa, en el umbral, en los establos o en el cobertizo del ganado. El domovói es un ente guardián; mientras esté contento, ayudará en los quehaceres y mantendrá un aura pacífica y armoniosa en el hogar. Por esto, las familias suelen dejarle ofrendas de leche, pan, sal y tabaco. En cambio, si una familia es demasiado desordenada o irrespetuosa, el domovói puede enojarse y empezar a hacer ruidos fuertes en la noche o incluso romper algunos objetos. En casos extremos, puede abandonar la casa para siempre, lo cual era visto como una gran tragedia.

En el folclor occidental, el equivalente más cercano del domovói sería un duende, cuyo nombre delata también un carácter hogareño: duende viene de “duen”, o sea “dueño” de la casa.

(Autor: Rainer Matos)