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Día del Defensor de la Patria (День защитника Отечества)

El 23 de febrero en Rusia (23 февраля) celebran el Día de los Defensores de la Patria. La fiesta conmemora la fecha del año 1918 durante la Guerra Civil Rusa, cuando se produjo el primer reclutamiento masivo del Ejército Rojo en Petrogrado (San Petersburgo) y Moscú.

Fue originalmente conocido como Día del Ejército Rojo. En 1949, fue renombrado como el Día del Ejército Soviético y de la Marina. Después de la caída de la Unión Soviética en 1991, a la conmemoración se le dio su nombre actual.

Oficialmente, como su nombre indica, la fiesta celebra a las personas que sirven o servían a las Fuerzas Armadas de Rusia (tanto hombres como mujeres), pero, a nivel nacional y no oficialmente, para incluir la celebración de los hombres en su conjunto, y actuar como contrapartida del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo.

La fiesta se celebra con desfiles y procesiones en honor a los veteranos. Las mujeres también dan pequeños regalos a los hombres rusos en sus vidas: a los esposos, padres, hijos e incluso a sus compañeros de trabajo.

En consecuencia, en el lenguaje coloquial, la fiesta se refiere a menudo como el Día de los Hombres.

Mijaíl Kutúzov (Михаи́л Куту́зов)

Kutúzov diseñó un arte militar basado en la guerra defensiva. En 1812, las tropas rusas que comandó expulsaron del país al Ejército invasor del emperador francés Napoleón Bonaparte.

Mijaíl Kutúzov nació el cinco de septiembre de 1745. Mijaíl, hijo de un aristócrata y militar, se graduó en la escuela de artillería con el grado militar de alférez y sirvió en un regimiento comando por el famoso Alexandr Suvórov. Participó en varias guerras contra Turquía y en julio de 1774 resultó gravemente herido y perdió el ojo derecho. En otro combate una bala le hirió en el pómulo y le atravesó el cuello.

En noviembre de 1790 destacó en el asalto a la fortaleza turca de Izmail y obtuvo el grado de general. Alcanzó también grandes éxitos en el cumplimiento de misiones diplomáticas en Turquía y Prusia y en las gobernaciones de varias provincias rusas.

En agosto de 1812 Kutúzov recibió la orden del emperador de acudir al lugar donde estaba el ejército. Antes de la salida de San Petersburgo su sobrino le preguntó si creía en la posibilidad de derrotar a Napoleón. “Derrotarlo, no”, respondió el anciano. “Confío en engañarlo, eso sí…”.

La batalla comenzó el seis de septiembre de 1812. Durante seis horas las tropas de Piotr Bagratión estuvieron rechazando los ataques franceses en el flanco izquierdo. Bagratión fue herido de muerte. Ambos ejércitos atacaban y contraatacaban pero no se llegaba a ningún desenlace victorioso para ninguno de los bandos. Por la noche Napoleón ordenó el repliegue de las tropas a las posiciones iniciales.

En la batalla de Borodinó los franceses tuvieron 58 000 bajas y los rusos, más de 38 000. El ejército ruso no fue derrotado.

Mijaíl Kutúzov es uno de los personajes de la novela de Lev Tolstói Guerra y paz. El célebre escritor ruso se propuso investigar a través de Kutúzov y de los demás protagonistas el papel que puede desempeñar una sola persona en los cambios históricos. Según Tolstói, durante la batalla de Borodinó el jefe militar veló, en primer lugar, por el espíritu combativo de las tropas: “Ninguna persona puede decidir la suerte de la batalla. Lo hace aquella fuerza imperceptible que se llama el espíritu de las tropas. Kutúzov siguió aquella fuerza y la condujo de acuerdo con el poder que tuviera”.

El ejército de Napoleón ocupó Moscú el catorce de septiembre de 1812, pero esperó en vano casi dos meses a los mensajeros de Alejandro I con las propuestas de paz. El diecinueve de octubre los franceses abandonaron Moscú y se dirigieron a Tarútino. Las tropas rusas salieron de su campamento y se lanzaron al combate cerca de la ciudad de Maloyaroslávets.  Aunque los franceses lograron tomar la ciudad, el ejército ruso nuevamente cerró el paso hacia el sur. Napoleón ordenó el repliegue definitivo.

Kutúzov falleció en abril de 1813 y no alcanzó a ver la entrada de las tropas rusas en París ni la caída irreversible de Napoleón. Poco antes de morir lo visitó el emperador Alejandro I y le pidió perdón por las ofensas.

Durante la Gran Guerra Patria (1941-1945) los más destacados generales y oficiales del Ejército soviético fueron condecorados con la Orden de Kutúzov de tres grados. La distinción se entregaba por “la elaboración minuciosa y realización de la operación que ocasionó severas perdidas al enemigo y por la preservación de la capacidad combativa de sus propias tropas”. Precisamente este fue el modo típico de combatir del precavido general mariscal de campo Mijaíl Kutúzov.

Fuente: Rusopedia

Húsares (Гусары)

Los húsares (‘abanderados del gran camino’) constituían una unidad de caballería ligera. Con origen en las estepas de Hungría, este modelo de tropa se replicó en diversos ejércitos a lo largo de la historia, desde Polonia y Rusia, hasta algunos países de Latinoamérica.

Al principio, el equipo del húsar consistía en un sable de caballería, una lanza y una armadura ligera. Realizaban tanto misiones de reconocimiento, como incursiones de aprovisionamiento para el ejército en marcha. En el combate, su rol consistía en hostigar al enemigo, apoderarse de baterías de artillería o perseguir a las tropas en retirada.

Con el tiempo, los húsares se convirtieron en tropas de élite. Ellos portaban los uniformes más brillantes y exuberantes. Todos los elementos del uniforme se tejían con hilos de oro y plata, y para su confección se empleaban las mejores telas.  El modelo fue copiado y evolucionó en otros ejércitos, en primer lugar, por parte de Polonia.

Los jinetes rusos adoptaron el estilo y la táctica del combate ecuestre de estas tropas húngaras, además de los uniformes. Su armamento pasó de la lanza a una carabina ligera y pistolas, pero conservaron el sable, que es ahora un elemento característico del húsar. Desde 1783, el ejército ruso sólo tenía húsares de la guardia, hasta 1796, tras la muerte de Catalina II, cuando seis regimientos de caballos ligeros se convirtieron a húsares.

En 1801 se añadió el nuevo regimiento de húsares, seguido por dos regimientos de húsares adicionales entre 1806 y 1807. El 10 de noviembre de 1812, el Regimiento de Dragones Irkutsk se convirtieron en húsares. En 1805, estos regimientos de caballería ligera consistían en dos batallones, con un total de diez escuadrones de 120 hombres cada uno, y un escuadrón de depósito. En preparación para la campaña de 1812, la caballería ligera se reorganizó. Soldados seleccionados de los regimientos de lanceros rusos tomaron acción como húsares y se instruyó a los hombres en el uso de la lanza. Como era una práctica común en los regimientos de lanceros polacos y rusos, sólo la primera hilera lleva lanzas, la segunda hilera está armada con sables y carabinas.

La imagen de los húsares como guerreros de élite fue retomada como motivo en pinturas y algunos filmes.

Cosacos (Казачество)

Hay una amplia variedad de concepciones en torno a los cosacos, pero la constante es su importante papel en las guerras y en la formación del estado ruso.

Los cosacos son una casta militar de jinetes natos y brillantes guerreros que libraban condiciones de terreno y climáticas muy complicadas. Comenzaron a aparecer en los territorios de la actual Ucrania a mediados del siglo XIII, cuando muchos eslavos huyeron hacia el sur para escapar de los tártaros.

Los principales núcleos de población cosaca se encuentran en las regiones de los ríos Don y Dniéper. En el siglo XV se describía a los cosacos como un conjunto de comunidades independientes, que formaban a menudo ejércitos locales separados de los estados vecinos (Polonia, el Gran Ducado de Moscú o el Janato de Crimea). Los principios básicos de la organización interna de las comunidades cosacas eran la libertad personal de todos sus miembros, la igualdad social, el respeto mutuo y la libertad para expresar su opinión en el Círculo de Cosacos, el máximo organismo administrativo de la comunidad.

En el siglo XVI estas sociedades cosacas habían formado organizaciones territoriales independientes, sin embargo, perdieron su independencia de manera gradual y fueron abolidas por Catalina II de Rusia a finales del siglo XVIII.

Los cosacos rusos desempeñaron un papel clave durante la expansión del Imperio Ruso en Siberia, el Cáucaso y Asia Central en los siglos XVII y XIX. También sirvieron como guías a la mayoría de las expediciones rusas de geógrafos, comerciantes, exploradores y topógrafos.

Los cosacos, a su vez, sirvieron como guardianes de las fronteras y protectores de ciudades, asentamientos y puestos comerciales y también llegaron a representar una parte completa del ejército ruso. Durante la invasión de Rusia por Napoleón, los cosacos fueron los soldados rusos más temidos por las tropas francesas.

A finales del siglo XIX las comunidades cosacas gozaban de un estatus privilegiado libre de impuestos en el Imperio Ruso, aunque tenían un servicio militar con una duración de veinte años (reducido a dieciocho años desde 1909). Además de servir como tropas de caballería, o unidades de infantería y artillería, tres regimientos de cosacos formaban parte de la Guardia Imperial así como del Konvoi, la escolta montada del zar.

El sentimiento cosaco de ser una comunidad de élite aparte, les proporcionaba un fuerte sentimiento de lealtad al gobierno zarista y se utilizaba frecuentemente a las unidades cosacas para apaciguar desórdenes locales.

Tras la Revolución de Febrero de 1917, el nuevo régimen reprimió la cultura cosaca y su modo de vida. Stalin ordenó persecuciones, deportaciones en masa, y ejecuciones. De todas maneras, el entonces Secretario General del Partido Comunista Soviético reactivó las unidades cosacas bajo estricta vigilancia en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.

Desde la caída de la Unión Soviética, hubo un repunte y un creciente interés en recuperar las tradiciones cosacas. En 2005, los cosacos adquirieron nuevos derechos, y se mantiene vigente la idea que de ellos ha prevalecido a lo largo de los siglos, un pueblo de guerreros grandiosos en búsqueda de la libertad.