El Día de la Unidad Popular se celebra en Rusia el 4 de noviembre. El motivo de esta conmemoración es muy importante porque alienta la unión de las personas multinacionales de la Federación Rusa.

Aunque el Día de la Unidad Nacional es una fecha que se instauró recientemente (la ley fue aprobada en diciembre de 2004), la historia de esta conmemoración se remonta al año 1649, cuando el zar Alejo I decretó celebrar el 4 de noviembre el Día del Icono de la Virgen de Kazán, protectora de las milicias populares organizadas en el año 1612 en la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod por el voyevoda —jefe militar— Dmitri Pozharski y el comerciante Kuzmá Minin. Ambos unieron a los representantes de todas las clases y nacionalidades en un gran movimiento armado y marcharon hacia Moscú para liberar la capital rusa de los invasores polacos.

Los combates se libraron cerca del monasterio de Novodévichi y en los prados que ahora ocupa el estadio olímpico Luzhnikí. Los rusos poco a poco avanzaron hacia el centro de Moscú, y aunque los polacos recurrieron a la táctica de “tierra quemada”, no pudieron detener a los milicianos. El 4 de noviembre se tomaron por asalto las fortificaciones de Kitái-Górod, la primera línea de defensa del Kremlin. Tres días después la guarnición polaca se rindió.

Los historiadores destacan el hecho de que por primera vez en la historia rusa hubo consenso entre todas las capas de la población para acabar con lo que fue denominado como la “Época de las Revueltas”.

En 2004 el patriarca Alejo II, máximo líder religioso de los creyentes ortodoxos rusos y una de las personalidades más influyentes del ámbito espiritual del país, propuso fijar en el 4 de noviembre la fecha para una nueva fiesta nacional: “Este día nos recuerda que en 1612 los rusos de diferentes capas y creencias superaron la separación, vencieron al enemigo y establecieron en el país la paz y la estabilidad civil. La nueva fiesta debe contribuir a la unidad del pueblo, a la conciencia de que Rusia es nuestra patria común. Las diferencias étnicas, sociales, políticas que son inevitables en cualquier Estado moderno no deben obstaculizar nuestras labores conjuntas en aras del florecimiento de la patria y del bienestar de los pueblos que la habitan”.