La Pascua es la principal fiesta cristiana. Es la celebración de la Resurrección de Cristo y simboliza el paso de la muerte a la vida y de la Tierra al Cielo. En Rusia esta fiesta no solo la celebran los rusos más devotos, sino también rusos que rara vez frecuentan la iglesia.

Entre los elementos tradicionales de la Pascua nunca falta el huevo pintado. Se trata de un símbolo antiguo de la Pascua de Resurrección que representa el amor y el comienzo de una nueva vida. La gente suele decorar huevos de gallina y de madera. Pintar los huevos de Pascua es la tradición cristiana más popular en Rusia, tanto entre creyentes como entre ateos. Lo hace aproximadamente el 72% de los rusos.

La tradición del huevo como símbolo de la Resurrección de Cristo es muy antigua. Según la creencia popular, María Magdalena fue a predicar el Evangelio a Roma. Entonces era costumbre obsequiar al emperador cuando este recibía en audiencia. El origen humilde de María Magdalena no le permitía hacer lujosos presentes, ya que ella solo poseía la fe en Dios, de manera que obsequió al emperador Tiberio con un huevo de gallina mientras decía “¡Cristo ha resucitado!”. Tiberio reaccionó con incredulidad afirmando que tan imposible era creer que una persona había resucitado como creer que un huevo podía cambiar de blanco a rojo. Antes de que pudiese terminar sus palabras, el emperador vio cómo el huevo comenzaba a tomar color rojo. Desde aquel entonces existe la tradición entre los cristianos de considerar el huevo símbolo de la Resurrección de Cristo y la purificación para una nueva vida mejor. El color rojo simboliza la sangre de Cristo.

Los huevos de Pascua se regalan a familiares y a amigos al visitarlos o recibirlos en casa.

El Domingo de Resurrección se felicita diciendo «¡Cristo ha resucitado!», a lo que se responde «¡En verdad ha resucitado!” y se besan tres veces.

La primera frase se escribe abreviadamente como «ХВ» (Del ruso Христос Воскресе, «Cristo ha resucitado») sobre los huevos, los regalos de Pascua, los pasji —pasteles hechos de requesón, típicos de esta época del año— y los bizcocho de Pascua llamados kulich. El kulich es un bizcocho esponjoso, parecido a una gran magdalena, que simboliza la carne de Cristo. A diferencia del pan normal, la masa para el kulich se hace únicamente de harina blanca de calidad superior. Se le añade vainilla, pasas, nueces y otros sabores.

En vísperas de la Pascua la gente lleva los kulichi y los huevos a las iglesias. Los ponen para su bendición y consagración sobre las mesas que están dispuestas fuera de las iglesias el Sábado Santo. Allí uno puede ver verdaderas obras maestras del arte culinario.

Otro elemento típico de la fiesta de Pascua es el kagor, el vino con el que Iglesia ortodoxa rusa celebra la Eucaristía y con el que comulgan los fieles. En esta época es tradicional comprar y beber este vino.

En la noche del Sábado Santo un vuelo especial lleva a Moscú la llama del “Fuego Bendito” de Jerusalén. Enseguida es trasladada a la catedral de Cristo Salvador en el centro de la capital rusa, donde el Patriarca de Moscú y Todas las Rusias oficia la Vigilia Pascual. Desde allí la llama es distribuida a diferentes ciudades de Rusia hasta llegar a la estación ártica.

En Rusia renace la tradición de intercambiar felicitaciones de Pascua firmadas a mano sobre postales. Para la ocasión existe la costumbre de enviar tarjetas de felicitación a parientes y amigos. Muchos artistas rusos famosos elaboran diseños para estas tarjetas.

Antes de la revolución de 1917, la fiesta pascual solía ser una gran celebración en Rusia. Los zares respetaban estrictamente las tradiciones ortodoxas y este día se hacían procesiones festivas en las que participaba toda la élite de Rusia. La gente común organizaba celebraciones multitudinarias en los parques y plazas de las ciudades.

En la Unión Soviética las fiestas religiosas, incluida la Pascua, no solo no recibieron la atención de las autoridades, sino que también se prohibieron tácitamente. La mayoría de las iglesias y viejos monasterios fueron abandonados o destruidos y solo algunas catedrales estaban abiertas para el servicio.

Con la llegada de la Pascua termina la Gran Cuaresma ortodoxa. Estas siete semanas de una de las cuatro vigilias más rigurosas en el mundo ortodoxo destacan por su penitencia y recogimiento para preparar el cuerpo y el espíritu al encuentro con la fiesta de la Resurrección de Cristo, a la percepción del conocimiento sagrado de que cada persona puede unirse con Dios siguiendo los mandamientos del Hijo.

La Gran Cuaresma supone la exclusión de la carne, leche, pescado y huevos de la comida. El sentido de la abstinencia es hacer un ejercicio de purgamiento de las pasiones y pensamientos pecaminosos del alma, de sumisión del cuerpo y el alma al Espíritu Santo. Por eso, enojarse o perder el coraje es igual de pecaminoso que beber vino o comer carne.

Fuente: Rossotrudnichestvo México