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Miniatura de Fedoskino (федоскинская миниатюра)

La miniatura de Fedoskino es un tipo de pintura de laca tradicional rusa con óleo en papel maché, creada a finales del siglo XVIII en la aldea Fedoskino, en las afueras de Moscú. Las cajas y estuches de Fedoskino son decoradas con flores, escenas de la vida campesina rusa, copias de pinturas de artistas rusos y occidentales, todo ello realizado con enorme destreza.

A finales del siglo XVIII, el mercader Ivan Korobov instaló una fábrica de laca en la aldea de Danilkovo (ahora Fedoskino). A principios del siglo XIX, esta fábrica fue heredada por Piotr Lukutin, y las pinturas comenzaron a venderse en el extranjero, también conocidas como pinturas de laca de Lukutin.

La pintura se realizaba con óleos, con pinceladas compactas y trazos finos, con capas de transparencia. A menudo, se usaban hojas de oro, plata, nácar y polvos metálicos que se mostraban a través de la capa de pintura translúcida.
La pintura lacada de Lukutin, proveniente de Fedoskino, disfrutó de la influencia del arte realista ruso. La proximidad de los artistas al folclore propició la creación de imágenes muy populares. Las escenas de fiestas de té, reuniones de mujeres y paseos en troika tenían éxito entre los compradores.
El trabajo de laca llevado a cabo por las fábricas de la región de Vishnyakov tenía mucho en común con el de Lukutin en términos de forma y contenido, sin embargo, durante casi un siglo, fueron buenos modelos de influencia mutua. En 1904, los herederos de Lukutin cerraron sus trabajos de laca. Los antiguos maestros de Lukutin organizaron en 1910 el trabajo de Fedoskino, lo que contribuyó a la competencia entre fábricas de lacas pequeñas y sentó las bases para un proceso artístico conjunto. una nueva etapa se introdujo en la pintura de Fedoskino.
Después de la Revolución de 1917, el arte de Fedoskino atrajo a jóvenes artistas, cuyo trabajo reflejaba la vida de ese período, las etapas en el desarrollo del Estado soviético, y el pasado histórico de Rusia.
Las obras de los artistas de Fedoskino se muestran en colecciones privadas y en los museos de todo el mundo.

Ivan Tsarevich (Иван-царевич)

Ivan Tsarevich o Iván el príncipe es uno de los personajes principales del folclore ruso. Es protagonista de diversas historias tradicionales del país, y por ello suele ser representado en contextos distintos, aunque algunos en común son el hecho de que Ivan es el menor de tres hermanos, cuenta con habilidades mágicas y es portador de la espada Kladenets.

El antagonista de Ivan Tsarevich suele ser Koschéi el inmortal, un ser malvado de apariencia horrible y senil que representa una amenaza para las mujeres jóvenes.

En el cuento «Los tres reinos», él, es hijo de Nastasya. En otras leyendas, se relaciona a Iván con varias esposas, incluyendo a Yelena, Vasilisa y Marya Morevna.

Algunos cuentos que narran aventuras de éste joven son «Iván Tsarévich y el Lobo Gris», «La princesa rana«, «El Rey del Mar y la sabia Vasilisa», y «Marya Morevna».

Válenki (валенки)

Las válenki son las típicas botas rusas, hechas de fieltro. Para muchos no existe nada más cómodo y que caliente mejor durante los duros inviernos rusos que estas botas de lana. Lo que más se valora de los válenki es que están hechos sin una sola costura, son una sola pieza y gracias a eso resultan suaves y cómodos para el pie. Solo tienen una desventaja bastante problemática: los válenki calan, por eso suele ponerse calzado de goma sobre ellos.

Antiguamente los válenki eran un objeto caro, razón por la cual los más ricos eran los únicos que podían permitirse tal lujo. La familia de campesinos en la que cada miembro tenía un par de válenki se consideraba adinerada. Durante la Gran Guerra Patria (1941-1945) más de 100 millones de pares de válenki fueron enviados al frente. Este elemento del uniforme militar ruso desempeñó un papel muy importante en la derrota del fascismo.  La fabricación de válenki es un proceso que requiere mucha paciencia y tiempo. A día de hoy el 60 % del trabajo continúa haciéndose a mano. En la actualidad se producen más de cuatro millones de estas botasen Rusia anualmente. Algunos de ellos incluso los hacen los diseñadores conforme a las últimas tendencias de moda y se pueden encontrar en los vestuarios de elegantes mujeres urbanas. Pero los consumidores más importantes de este calzado siguen siendo los habitantes de las poblaciones rurales, así como casi todos los trabajadores del petróleo, gas y ferrocarril.

Desde el siglo XIX, en la tradición musical popular de Rusia se han compuesto diversas canciones de origen gitano que resaltan la vida cotidiana del campesinado. Una de las más conocidas desde inicios del siglo XX, gracias a las grabaciones de cantantes populares como Nina Dulkiévich o Lidia Ruslánova, es «Válienki», el nombre ruso para las botas de fieltro. Su forma singular es valiénok, sustantivo masculino. En la jerga coloquial, un valiénok es también una persona sencilla. Estas prendas, tan comunes durante el invierno en Rusia desde tiempos inmemoriales, son ideales para caminar sobre la nieve sin problemas. Generalmente son botas cortas, que cubren apenas los pies y los tobillos. Suelen fabricarse en colores oscuros pero también en blanco. Es tradición que las mejores válienki son las que se fabrican en las provincias de Nizhni Nóvgorod, Kostromá y Yaroslavl. La ciudad de Moscú alberga un museo de los válienki, prueba de la importancia de este calzado en la vida cotidiana de la población rusa.

(Autor: Rainer Matos)